07 mayo, 2024

LA DANZA DE LAS CURVAS

 

El día había amanecido claro y despejado, ideal para una aventura sobre dos ruedas. Con nuestras chaquetas de cuero y cascos relucientes, nos congregamos en la sede. El rumor de las conversaciones se mezcla con el sonido de los motores que ronronean impacientes por comenzar la ruta preparado por Aitor: Larrabetzu, Morga.

Con el manillar firme entre nuestras manos, nos lanzamos por las carreteras, dispuestos a disfrutar: Alto de Gerekiz, Olabarri, Fruniz, Meñaka, Larrauri, Markaida, Maruri. Con cada curva, nos inclinamos, sintiendo la fuerza de la gravedad tirando de nosotros.
Los neumáticos chirriaban levemente contra el asfalto, agarrándose con firmeza a la superficie. Al mediodía, el sol alcanza su punto más alto en el cielo, y el grupo decidimos hacer una parada para recargar energías.
Nos detuvimos en el Alto de Andraka. Nos quitamos los cascos y guantes, dejando al descubierto rostros sonrientes y miradas de satisfacción. Continuamos por: Armintza, Jatabe, Bakio, Larrauri.

La carretera, seca, se convertía en nuestra aliada en esta danza de curvas y contra curvas. Tomamos la penúltima en Mungia y regresamos a casa.