Con la Iron, Harley-Davidson ha sabido conjugar los rasgos principales de sus creaciones en una moto económica y accesible a un gran número de clientes. No es voluminosa, ni excesivamente complicada de conducir o maniobrar, pero tiene sus peculiaridades, como buena Harley.
La postura de conducción nos coloca con el trasero bajo (no tanto como la H-D Superlow. Ver prueba Harley-Davidson Superlow), los pies avanzados, rodillas abiertas y espalda inclinada hacia delante para llegar al manillar. Muy custom. Esta posición no nos da un control total pero sí tiene cierta dinámica, aunque si estás acostumbrado a sujetar la moto en las curvas con el interior de la pierna exterior, te sentirás un poco suelto.La distribución de los mandos es la típica de H-D, sin ráfagas y con un pulsador de intermitente en cada lado que se desactiva volviendo a pulsarlo. Muy intuitivo. Lo que también es común en Harley es el clausor en la pipa de la dirección y separado del bloqueo. Esto sí que resulta incómodo, pero la tradición requiere cierto esfuerzo…El motor es un V-Twin refrigerado por aire de 883 cc, 4 válvulas e inyección electrónica. Desarrolla una potencia de 47 CV a 5.800 rpm y un par motor de 70 Nm a 3.750 rpm, suficiente para lograr unas prestaciones considerables y mover con soltura sus 251 kilos de peso en vacío.Dinámicamente la Iron busca una conducción sin sobresaltos, como reza su filosofía custom. Si fuerzas el ritmo encuentras sus carencias, como su escasa capacidad de inclinación, neumáticos que no permiten muchas alegrías, frenos justos, cierta pereza para hacer cambios de dirección y poco tacto en la rueda delantera. Todo esto no es relevante si salimos a pasear con la Iron y hacemos las curvas a ritmo medio. Si la usamos para lo que es, disfrutaremos de ella, porque no olvidemos que algo tienen las Harley que, además de atrapar miradas, te conquista (y lo dice uno sin ningún espíritu custom).
Escrito por Iván Solera en Custom, Harley-Davidson
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