07 abril, 2014

Aún sigo emocionada por lo ocurrido.


Llegar a Ugaldebieta y ver la que habíais liado – si, vosotros, que no Carlos Bugsy - que publicará su propia crónica - ni yo - no tiene nombre.
 

    Tal es así que me he sentido abrumada por vuestra respuesta. Confieso sin ningún tipo de pudor ni de vergüenza, que he hecho la ruta a Colindres llorando…

    Os contaré una historia verídica. La mía. Algunos, los menos, ya la conocéis, y considero que ahora es la ocasión idónea para que el resto también la conozcáis.

    Hace cuatro días, cuando yo llegué a este mundo motero, no me conocía ni Dios. Imaginad la escena: mujer, madura, sola, y encima sin moto. ¡Toma ya!

    Como todo inicio fue duro. Muy duro.

    Invertía más tiempo en llegar y aparcar - el coche, claro, porque moto ni tenía - que en participar en los eventos en sí.

    Podía leer en las miradas: Y esta ¿quién es? ¿que querrá? ¿que vendrá a hacer aquí? ¿que o a quien estará "buscando"?


 Poco a poco, muy poco a poco, y siempre con la ayuda de personas a las que no olvido y a las que estoy y estaré agradecidísima, fui ampliando mis contactos, tanto en Facebook como fuera de él. Y, recordando uno de los valores inculcados en mi infancia - el espíritu de lucha - y añadiendo a este todo mi empeño, ilusión y pasión, tanto personal como motera - creo haber mostrado ya a lo que venia...

    ¡Y hemos llegado a la bendita locura en la que se ha convertido esto! Que casi tardo más en saludar, besar y abrazaros a todos, compañeros, amigos y conocidos, de lo que duran las rutas!
 

¿Cómo puede nadie siquiera imaginar que no me sienta profunda y sinceramente agradecida, orgullosa y honrada, si gracias a vosotros he logrado cumplir un sueño?

    Para mí es un honor, un lujo y un auténtico placer poder escribir estas líneas.

    Agradecimientos especiales:

    Por supuestísimo a todos y cada uno de los muchos participantes por ser como sois conmigo.

    A Carlos Bugsy, por seguirme, co-organizar y formar parte de esta locura surgida de un ¿“hay huevos”? A Begoña Ibargüengoitia, su esposa, por aguantarnos.


    A Lia Coto y a Miguel Angel Beltrán por estar al tanto absolutamente de todo, informarnos de los problemas surgidos - y que desconocíamos - debidos única y exclusivamente a la ineficacia y falta de palabra de cierta funcionaria del Excelentísimo Ayuntamiento de Castro Urdiales, e implicarse de tal manera que gracias al buen hacer y contactos de ambos, se han podido solventar de modo totalmente satisfactorio. Y no conformes con ello, nos han puesto personalmente en contacto con un concejal del Ayuntamiento.

    Así como preocuparse, organizar y encargarse de los cortes en los cruces de Castro Urdiales.

    A los que tan amable como diligentemente habéis hecho dichos cortes.

    A los que viendo que la situación nos desbordaba, habéis tomado las riendas y en un momento la habéis reconducido.

    A los que siempre estáis ahí, enseñándome, apoyándome, animándome a mejorar, haciéndome llorar de risa, diciendo barbaridades…

    ¡Gracias, una vez más y siempre, a todos vosotros!
    
Texto: Begoña Bego Bilbao Prast


No hay ningún problema en que cojáis las fotos que os gusten, siempre que las utilicéis para fines no comerciales. Solo pedimos que no las manipuléis.