Para
empezar hubo cuatro puntos de partida: unos desde Bilbao por la mañana, otros
por la tarde, Julián y Ludi con quienes quedamos en Pedraza e Iban y yo que
fuimos desde Maliaño (Cantabria).
Salimos a las 10:30, bien pertrechados y con
la mirada puesta en el cielo para que aquel día de bochorno, con gran humedad,
no nos cayera encima. Nos acompañó el buen tiempo. Pensé que pasaría calor con
la sudadera, la cazadora, el casco, el buff, los guantes, etc. pero no. Ni me
mareé ni nada gracias a la perfecta conducción de MedioMakina :) .
Paramos
a repostar y estirar las piernas en un área de servicio, cerquita de Orbaneja
del Castillo, por el Valle del Ebro, lugar al que MedioMakina ha prometido
llevarme en otra ocasión. De momento el viaje iba bien, al menos para mí; Iban
igual estaba jurando en hebreo pero no me dijo nada. No me dolía nada, no pasé
miedo ni siquiera en el puerto del Escudo del que guardaba horribles recuerdos
e incluso ¡pude disfrutar del paisaje!
De
ahí, por la general, hasta Burgos, y ya después de Lerma, otra parada pero más
larga… Cambiamos impresiones con otro motero que volvía a su casa en Hamburgo.
Más
adelante el paisaje iba a pasar a ser llano y amarillo y MedioMakina se
emocionaba en algunas rectas. Volvimos a parar porque intentábamos coincidir
con el grupo que había salido por la mañana de Bilbao y, diez llamadas de Jon
Koldo después, nos enteramos de que Bego se había mareado y se iban a retrasar.
Iban
y yo llegamos sobre las 15:00 (mi madre pudo descansar) y fuimos a Casa Paco a
esperar a que el resto llegara a eso de las 16:00 cuando, al fin, comimos
estupendamente gracias a Juancar y su gente que nos trató como a reyes, ¡qué
rica la tarta de queso! Una vez descansados, pasamos la tarde por allí recuperando
líquidos. Y así nos sorprendieron Cristina y Luis que se acercaron desde Madrid
(¡¡Gracias!!). Llegaron los que habían salido por la tarde y Davizón y se
unieron hasta a la cena consistente en platos combinados buenísimos.
No
muy tarde acudimos a nuestros aposentos unos al hotel, otros a la casa rural;
unos en una cama, otros en el suelo.
Mención
especial merece la noche de Asier que tuvo que tirar a la basura su tienda de
campaña y su saco debido a una “indigestión”.
Al
día siguiente, fuimos a desayunar a Casa Paco que nos esperaba con cafés,
colacaos, zumos, bizcochos, pastas y tostadas de pan frito con azúcar para
coger fuerzas e ir a Pedraza.
Por el camino pudimos disfrutar de un bonito paisaje castellano con muchos caballos que MedioMakina asustaba para ver correr, mucha vaca y mucho bache que hacía que cada poco molestase para recolocarme. Mucho calor y mucha gente pintando por sus calles. Un pueblecito de piedra muy bonito, con calles empinadas, un castillo del siglo XIII y una plaza de anuncio (el de la lotería).
No podíamos estar mucho tiempo allí porque Juancar nos esperaba con una paella y antes debíamos pasar a ver a Eugenio y demás compañeros moteros, que en Puebla de Pedraza celebraban una fiesta privada.
Por el camino pudimos disfrutar de un bonito paisaje castellano con muchos caballos que MedioMakina asustaba para ver correr, mucha vaca y mucho bache que hacía que cada poco molestase para recolocarme. Mucho calor y mucha gente pintando por sus calles. Un pueblecito de piedra muy bonito, con calles empinadas, un castillo del siglo XIII y una plaza de anuncio (el de la lotería).
No podíamos estar mucho tiempo allí porque Juancar nos esperaba con una paella y antes debíamos pasar a ver a Eugenio y demás compañeros moteros, que en Puebla de Pedraza celebraban una fiesta privada.
Al
poco de llegar pudimos disfrutar de unos platos inmensos de paella, algunos más
de uno, y luego siesta, que el calor invitaba a ello. Quedamos a las 19:00 para
volver al punto de encuentro para hacer unos juegos moteros que se vieron
truncados por la autoridad local. Las carreras de lentos se quedó a medias… Aún
así pudimos disfrutar de globos por parejas, juego de las sillas al que se
apuntaron los niños que estaban por allí.
Después,
guiados por Bea, fuimos a dar una vuelta hasta la ermita de Rodelga donde nos
hicimos unas fotos y comentamos la figura del pastor de Mozoncillo, que según
MedioMakina es un artista de la moda. Al volver a Casa Paco hicimos tiempo
hasta la cena donde nos esperaban unos platos combinados a la carta, para más
tarde disfrutar de un concierto de versiones a cargo de los Lokomotores que nos
hicieron pasar una noche muy agradable. Creo que Ra estaba en su salsa.
A
las 2:00 terminó el concierto y todos estábamos ya descansando.
El
domingo, muy pendientes del tiempo que amenazaba con tormentas, salimos pronto
para que no nos pillasen lluvias. A las 10:00 salimos de Mozoncillo ya
desayunados con rumbo al norte. Íbamos a una parada (esto tenía que decirlo que
me hace mucha gracia jajajajaja) pero al final fueron tres. Poco antes de
nuestra parada Alejandro, pendiente de todos, paró para saber si los que iban a
ir por la autopista la habían cogido; reanudamos y paramos a repostar y al lado
volvimos a parar para tomar un refrigerio.
Ya
de ahí hasta el final, Iban y yo hasta Gordexola, yo con un dolor de estar
sentada y no saber cómo ponerme. El resto fue a la Santa Sede a comer unos
pollos que seguro que les sentaron genial.
Quiero,
desde aquí, dar las gracias a todos los Makinas que me trataron como a uno más
y son pacientes conmigo, en especial a mi piloto Iban que es el que me sufre
más. También muchas gracias a Juancar y familia del Bar Casa Paco que nos trató
estupendamente.
Texto: Almudena.
Texto: Almudena.