
La experiencia que vivimos el jueves soleado no fue una simple jornada de rodar en moto, sino un viaje lleno de emoción y camaradería
El reloj marcaba las 10 de la mañana cuando nos reunieron en el punto de encuentro- la sede-.

Los cascos, las chaquetas de cuero y las motos rugientes son la estampa de un día que promete aventura. La razón era sencilla: el jueves se convertiría en fiesta en dos ruedas. Salimos para hacer la ruta preparada por Aitor: Miraballes, Llodio, Okondo, Sodupe, Gordexola, Llanteno, Artziniega. Paramos a tomar el café en Balmaseda. Mientras saboreábamos el café y compartíamos anécdotas, el sol se filtraba a través de los árboles y creaba un ambiente cálido y acogedor.

Con las motos alineadas como un ejército de acero listo para la batalla, retomamos la travesía. El tramo del viaje nos lleva por carreteras serpenteantes rodeadas de un paisaje pintoresco: Artzentales, Sopuerta, Pto de Las Muñecas, Otañes, Baltezana, Onton, Saltacaballo, Mioño Las curvas se suceden unas tras otras Paramos a tomar la penúltima en Castro Urdiales. El regreso a casa fue tranquilo por autovía.