A mediodía, decidimos hacer una parada para tomar un merecido descanso en Arratzu. Tomamos un café bien caliente y nos sentamos a disfrutar de un momento de tranquilidad, observando a la gente que entraba y salía, cada uno con su propia historia y destino.
Tras reponer fuerzas, decidimos continuar viaje. Nos ponemos nuevamente los guantes, ajustamos el casco y arrancamos.Al llegar a Amorebieta, hacemos una parada para tomar la penúltima. Con la cerveza terminada, nos levantamos de las sillas con una sonrisa en el rostro. Nos colocamos nuevamente el casco y los guantes, listos para emprender el camino de regreso a casa.